La moda nupcial española goza de una salud de hierro
“La moda nupcial española es un imán en el mundo”
La importante industria de moda nupcial española, que da trabajo a más de trece mil personas en más de setecientas empresas, según las últimas cifras de Barcelona Bridal Week, registró en 2014 pasado un incremento del 22,4 por ciento en sus exportaciones respecto al año anterior. “Estas cifras hablan de marca española, no de fabricación en España”, puntualiza Laguna.
La expansión de moda nupcial en España se remonta al nacimiento del salón Gaudí Novia, en 1990, creado por Paco Flaqué, “desde ese año, España se convierte en un exportador de tendencias y hoy el mundo pone los ojos en nuestro país, tanto en las grandes firmas como en pequeños talleres familiares”, explica Hannibal Laguna.
Ahora, la industria nupcial española vive momentos dulces. “En el diseño de novias, España es una potencia mundial, lo que beneficia la exportación”, dice la diseñadora Paula de Vas, quien asegura que “últimamente se han incrementado las ventas de vestidos, aunque se ha vuelto a los precios de hace cinco años”.
Manuel García Madrid, que trabaja la sastrería de hombre a medida, llegó a la moda nupcial de “casualidad”, cuenta este diseñador quien desvela que en el último año sus creaciones de trajes de novios “han crecido en un 25 por ciento”.
La moda es un fenómeno social, y “los diseñadores somos un reflejo de la sociedad, tenemos que adaptarnos a los nuevos gustos para evolucionar y crecer, si no mueres”, explica García Madrid.
Los diseñadores españoles innovan, crean tendencias que atraen y atrapan gracias “al diseño de autor, la personalización, la calidad y la artesanía, cualidades que describen la moda nupcial a medida”, detalla Paula del Vas, que lleva más de dieciocho años elaborando prendas de costura a medida para mujer en su taller de Murcia y cuenta con punto de venta en Bélgica.
“Hoy se lleva todo”, dice Laguna, aunque reconoce que a la hora de realizar un modelo nupcial es importante, además de conocer el aspecto físico de la novia, descubrir su personalidad, saber dónde se va a celebrar y qué quiere contar y expresar.
“La novia manda, decide casi todo y piensa en el conjunto global de su boda, no quiere que se distorsione la instantánea imaginada, busca el equilibrio en el conjunto hasta encontrar una foto fija que permanezca en su retina”, dice Paula del Vas.
Manuel García Madrid considera que “la mujer lleva la voz cantante”, pero matiza que también el novio quiere ser protagonista de la boda, no un “accesorio”.
“El novio quiere ser protagonista de la boda, no un accesorio”
“El diseñador no se centra únicamente en la estética de la novia, sino que trabaja para encajar el vestido en el conjunto global de la boda”, añade Paula del Vas.
“Los chicos piden diseño, tienen su criterio y se dejan aconsejar. Quieren invertir en ellos, rehuyen de los brillos y prescinden del típico chaqué o frac”, añade García Madrid, que le hace ilusión vestir a “clientes reales y dejar a los chicos muy guapos”.
Sin embargo, la mujer llega al taller de costura con una idea muy clara de vestido, “sabe lo que no quiere y lo que sí se pondría”, dice Paula del Vas, que también se ha encontrado con novias que confían en su creatividad y que suponen un mayor reto: “quiero un vestido de novia, pero no quiero ir de novia”.
Hannibal Laguna, mitad valenciano, mitad andaluz y nacido en Caracas, cuenta que la responsabilidad de confeccionar un vestido nupcial no acaba en la venta, “a partir de ese momento, el diseñador pasa a formar parte de la historia personal de la novia”.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en menos de dos décadas ha surgido una revolución en los hábitos de los contrayentes. Ahora hay primeras, segundas nupcias y terceras nupcias, matrimonios gays o lesbianas, ceremonias religiosas y civiles.
Si en el 2006 las bodas laicas eran el 43 por ciento del total, en el 2013 fueron el 70 por ciento. En España, el número de enlaces matrimoniales, tras haber registrado caídas desde 2005, empezó a recuperarse en 2012.
“Las chicas ya no quieren ser princesas, sino Britney Spears”
“Hay distintos tipos de bodas y diferentes maneras de representarlas, pero en todas, el vestido nupcial es protagonista”, cuenta Laguna, que ha confeccionado cinco trajes de novia para las cinco bodas de una de sus clientas.
“Las chicas ya no quieren ser princesas, sino Britney Spears, aunque todas tienen a una princesa en la cabeza”, señala García Madrid.
Las novias no escatiman en gastos e invierten en su vestido. “La mujer se ha dado cuenta de que, a pesar de que el precio se incrementa en un 40%, les resulta más económico hacerse el traje a medida que comprar uno hecho”, asegura Laguna, que viste a novias en todo el mundo, desde México a Dubai pasando por Rusia.
Hasta hace muy poco, el novio alquilaba el chaqué, sin embargo, ahora “prefiere invertir en un traje a medida que puede rentabilizar en el tiempo”, dice García Madrid, que tiene puntos de venta en Madrid, Santiago de Chile y se plantea abrir en Panamá.
Según Paula del Vas, la calidad de los vestidos artesanales no solo se ve en el diseño, sino también en la riqueza de bordados y troquelados.
“Los diseñadores trabajamos para reconducir el vestido nupcial al lugar donde merece, la ceremonia”, concluye Hannibal Laguna, para quien “una boda es la alfombra roja de todas las familias”.EFE