Teresa Helbig, 20 años de amor a un alta, altísima costura
La semilla de su maestría germinó con un vestido para sí misma confeccionado con plumas. “Me invitaron a una fiesta y me hice un vestido con plumas, gustó tanto que decidí dedicarme a esto”, explica hoy a EFE Teresa Helbig, perfeccionista y preciosista diseñadora.
Ese coqueto y vistoso vestido, le llevó a tener su propia firma, a crear piezas que enamoran a primera vista, prendas llenas de detalles, que se afianzan en la exquisitez y en el primor.
Y hoy, ha querido celebrar su veinte aniversario también con vestidos en los que las plumas son el denominador común. No hay un vestido igual al otro, pero todos encierran acordes de alta costura, a ritmo de rock and roll, jazz o country.
Teresa Helbig, un primor
Entre la sensualidad de sus creaciones, también aparece ese punto canalla y transgresor que tanto gusta y apasiona a la diseñadora, prueba de ello es el traje de chaqueta cuajado de lentejuelas cosidas como si fuera un arlequín, “muy de los años setenta, muy disco”, puntualiza Helbig.
Junto a estas piezas, delicados vestidos de gasa y tul con minivolantes que recrean al mundo del ballet, siluetas de los años veinte con profundos escotes en la espalda cuajadas de mini cadenas en tonos ocre y plata envejecidos, “nos gusta hacer nuestros propios tejidos, bordarlos”, añade.
El estilo “cowgirl”, que tantas veces ha declinado Teresa Helbig, vuelve en esta colección en versión lujo sobre un tul de seda bordado con bolitas de cristal de vistosos colores como rojo, turquesa, naranja y verde, entre otros.
Esta costura tan primorosa es habitual en Teresa Helbig, quien este año da una vuelta más a los tejidos y construye una americana con tul negro, un canto al buen gusto. “Nos ha costado mucho confeccionarla, mucha investigación, estoy emocionada”, asegura.
Uno detrás de otro, y con las plumas como hilo conductor, las piezas de Helbig, pequeños tesoros que algún día estarán en los museos, invitan a bailar, a disfrutar de la vida.
Amaya Arzuaga, una vida de diseño en la pasarela Cibeles
Veinte años también celebra la burgalesa Amaya Arzuaga en la pasarela Cibeles, donde trae las piezas más representativas de su trayectoria, prendas que se han visto en París y Londres.
En un ejercicio de reflexión, de estudiarse así misma, Arzuaga vuelve a su punto fuerte, la geometría, protagonista absoluta de prendas icónicas que ha revisado. “He procurado que el volumen y el movimiento sean muy visuales”, cuenta la diseñadora.
María Escoté, de viaje por China
María Escoté también baila, pero al son del gigante asiático. Los colores, cultura y estética de China priman en la nueva colección de la diseñadora que se desprende de sus siluetas ceñidas y apuesta por prendas amplias.
En la colección conviven estampados de la mitología oriental como dragones y serpientes con tejido denim o tules bordados con flores exóticas, una propuesta que estará en 30 puntos de venta en China y en un “reality” de moda en la televisión de Pekín, en el que se puede adquirir la firma María Escoté, ahora asociada con la empresa asiática D2C.
Maya Hansen, una carrera en la moda sobre ruedas
Maya Hansen baila sobre ruedas y destaca su pasión por los patines, colección con la que viaja en el tiempo hasta los días en los que era monitora de patinaje y demostraba sus habilidades sobre las cuatro ruedas.
La diseñadora, que ha vestido a Lady Gaga, Paris Hilton o Kylie Jenner,presenta el corsé, su pieza por excelencia, en una versión más de “calle y deportiva”, comenta la diseñadora. Piezas explosivas, flexibles y atrevidas, que en ocasiones se acercan al baño, con colores intensos como el amarillo, el azul o el morado.
En paralelo, ha desarrollado una versión más sofisticada, de baile para la alta competición, con la estructura de sus inconfundibles corsés.
Siluetas que se ciñen al cuerpo, ideadas a partir de tejidos de calzado, con brillos, plumas y tul pensadas “para patinaje artístico”. EFE