Ricky Martin encuentra el balance para ser ídolo de multitudes y activista

Dicen que nunca olvidas tu primer amor, y el mío apareció en la pantalla de TV mientras veía un programa viejo. Era un joven con una sonrisa encantadora que cantaba «eres como un cuento de hadas, rayo de luna enamorada…». Ese joven era Ricky Martin, quien con los años se convirtió en actor de teatro, telenovelas, Broadway y el rey de la música latina.

Para el intérprete de 52 años, el éxito no siempre ha sido fácil ni grato. Ricky tuvo que construirse una coraza de hombre inalcanzable para sobrevivir en una industria que exige belleza, juventud eterna y una vida privada digna de portada. Además, en sociedades como la nuestra, ser homosexual significa romper con el esquema de perfección diseñado para triunfar.

Sus años en el grupo Menudo le dieron la disciplina necesaria para soportar largas jornadas y cumplir con los compromisos sin despeinarse. Sin embargo, también lo hicieron un hombre solitario que tuvo que hacerse a sí mismo. Aún sin haber alcanzado la mayoría de edad, volvió al anonimato y buscó su vocación entre la música y la actuación. Lo hemos visto llamarse Pablo en una telenovela mexicana, prestar su voz para Hércules en Disney, llevar a Broadway a Marius en Les Miserables y ser el Ché en Evita. También nos sorprendió en la entrega del Grammy en 1999, cuando hipnotizó a Madonna y puso al mundo a sus pies con «Livin’ la Vida Loca».

El rol más importante

Más allá de la fama y los aplausos, en 2008 Ricky se convirtió en padre por primera vez de Matteo y Valentino. En 2010, decidió mostrarse al mundo como un hombre homosexual dispuesto a vivir y amar con libertad. Esta sensación la había renunciado por miedo al qué dirán y a una industria hipócrita y carente de empatía. Esta nueva vida lo llevó a la escritura. Publicó sus memorias «YO» y el libro para niños «Santiago el soñador». Además, se dedicó al activismo político, participando en las protestas en su natal Puerto Rico que llevaron a la renuncia del gobernador de la isla, Ricardo Roselló.

Durante la pandemia, el encierro lo enfrentó a desafíos con su salud mental, como episodios de ansiedad y depresión. Habló de estos temas con apertura y cercanía a sus fans. Hoy en día, Ricky utiliza su presencia en medios de comunicación y redes sociales para mostrar cómo las personas con una orientación sexual diversa siguen siendo discriminadas y aisladas.

Divorciado y padre de cuatro hijos con la llegada de Lucía y Renn, Ricky Martin sigue siendo noticia, pero no por sus éxitos, sino por críticas a su cuerpo y su peso. Ocupa titulares donde palabras como «gordo» o «hinchado» lo describen, como si envejecer fuese una tragedia en vez de algo natural. Para mí, además de ser mi primer amor, Ricky Martin es un ídolo, un ícono LGBTIQ+, un artista y un papá.

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