Un desfile de ensueño Carolina Herrera presentó su colección más romántica
La Semana de la Moda de Nueva York volvió a ser el escenario donde la elegancia y la creatividad se encontraron, y en esta ocasión, Carolina Herrera reafirmó su esencia con una colección que transformó la pasarela en un auténtico jardín en flor. Con un desfile celebrado en las alturas de Manhattan, la firma dirigida por Wes Gordon presentó su propuesta Otoño/Invierno 2025, donde la feminidad, la opulencia y los detalles meticulosos se convirtieron en protagonistas.
Flores, color y un homenaje a la elegancia atemporal
Desde el primer look, quedó claro que la inspiración de Gordon partió de una visión romántica y vibrante. La pasarela, adornada con miles de ranúnculos burgundy, fue el telón de fondo perfecto para una colección donde los motivos florales dominaron las siluetas. Rosas bordadas, tulipanes en estampados audaces y cinturones con rosetones de seda hechos a mano fueron solo algunos de los detalles que definieron la estética de la propuesta.
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La paleta de colores, rica y sofisticada, tomó como referencia la pintura «Rhythm Color» de Sonia Delaunay, con tonos joya profundos, fucsias intensos y dorados que aportaron calidez a la temporada invernal. Los vestidos de gasa bordados y las faldas voluminosas evocaron una feminidad clásica, mientras que la combinación con estructuras modernas aportó un aire fresco y renovado a la casa de moda.
Sastrería con un giro coqueto y el regreso de los clásicos
Aunque el romanticismo fue el eje central, la colección también incluyó un guiño al poder de la sastrería. Los trajes de raya diplomática, reinterpretados con un toque seductor, destacaron con blazers recortados, bandeaus estructurados y adornos florales dorados, elevando el concepto de ‘corpcore’ con un enfoque Herrera. Este equilibrio entre lo masculino y lo femenino se convirtió en una de las claves más interesantes del desfile.
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Las camisas blancas, un sello distintivo de la firma, también tuvieron su momento en la pasarela. En versiones clásicas o drapeadas sobre faldas de gran volumen, estas piezas demostraron que la simplicidad puede ser tan impactante como las creaciones más ornamentadas. La delicadeza de los encajes y los bordados en tweed complementaron la propuesta con un aire nostálgico y refinado.
Un desfile donde la feminidad y la opulencia se reinventan
Cada diseño presentado en la pasarela de Carolina Herrera fue una oda a la feminidad elevada. La colección se movió entre siluetas arquitectónicas y volúmenes dramáticos, con una confección impecable que reflejaba la maestría artesanal de la casa. Vestidos de gala con faldas amplias, escotes pronunciados y drapeados estratégicos marcaron el ritmo de la propuesta, mientras que los estampados florales y las aplicaciones tridimensionales aportaron un aire romántico y vibrante.
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Las combinaciones de texturas, desde encajes delicados hasta tweeds enriquecidos con bordados, añadieron profundidad y sofisticación a cada pieza. El contraste entre estructuras marcadas y tejidos fluidos creó un juego de movimiento y solidez que definió la esencia de la colección. Con esta propuesta, Wes Gordon reafirmó el legado de Carolina Herrera con una visión contemporánea, donde la opulencia se fusiona con una modernidad fresca, demostrando que la elegancia puede reinventarse sin perder su esencia.