
Las luces de la ciudad reflejaban destellos dorados en las fachadas de piedra. En los adoquines, el eco de los pasos se mezclaba con la expectación de un nuevo día de desfiles. La quinta jornada de la Semana de la Moda en París, se convirtió en un escenario donde la creatividad rompió esquemas. Issey Miyake, Nina Ricci, Kenzo, Victoria Beckham, Yohji Yamamoto y Givenchy tomaron la pasarela con colecciones que ampliaron los límites del diseño.
Desde la fluidez de Issey Miyake hasta la teatralidad de Nina Ricci, pasando por la irreverencia de Kenzo, el minimalismo de Victoria Beckham, la deconstrucción de Yohji Yamamoto y la sastrería de Givenchy, esta jornada demostró que la moda es un lenguaje en constante evolución.
Issey Miyake y la moda en constante transformación
Para Issey Miyake, la ropa no solo viste, sino que se adapta al cuerpo en movimiento. Bajo la dirección de Satoshi Kondo, la colección exploró la fluidez y la estructura con prendas que parecían tener vida propia. Inspirada en el arte performativo, la propuesta llevó a la pasarela formas dinámicas que se expandían y se transformaban.


Los pliegues en acordeón y las capas estratégicas crearon una danza visual en tonos neutros y tejidos ligeros. Cada look evolucionaba con el caminar de las modelos, recordándonos que la moda no es estática, sino una expresión en continuo cambio.
Nina Ricci y el arte del volumen
En Nina Ricci, el romanticismo alcanzó nuevas dimensiones. La colección jugó con lazos exagerados, mangas voluminosas y faldas con movimiento, fusionando la opulencia con una estética moderna.


Los colores pastel y los tejidos livianos contrastaban con estructuras sólidas, logrando un equilibrio entre lo etéreo y lo impactante. La feminidad no se limitó a la delicadeza, sino que se expresó con fuerza y dramatismo. Los accesorios, desde guantes largos hasta tocados esculturales, reafirmaron la teatralidad de la propuesta.
Givenchy y la reinvención del lujo
En Givenchy, la sastrería se presentó con una visión moderna sin perder la esencia de la maison. Líneas puras, cortes precisos y detalles en encaje definieron la colección, logrando una elegancia atemporal.
Los abrigos de hombros marcados y los vestidos en tonos neutros transmitieron una sensación de refinamiento absoluto. La mezcla de tejidos tecnológicos con patrones clásicos creó un balance entre tradición e innovación. Givenchy demostró que el lujo no es solo una cuestión de estética, sino también de evolución.
Kenzo y la rebeldía con elegancia
En esta ocasión, Kenzo dejó a un lado sus estampados selváticos para adentrarse en la estética del punk británico. Nigo, director creativo de la firma, reinterpretó la sastrería con un enfoque atrevido, combinando el lujo con la irreverencia.


Las chaquetas de esmoquin con detalles de kimono, los pantalones de tiro bajo y la lencería visible reflejaron un espíritu rebelde. La banda sonora, con temas de los Sex Pistols y Patti Smith, reforzó la actitud contestataria del desfile. Esta colección no solo vistió cuerpos, sino que transmitió un mensaje de individualidad y libertad.
Victoria Beckham y la sofisticación sin excesos
La elegancia minimalista fue el eje central de la colección de Victoria Beckham. Cada prenda destacó por su precisión en los cortes, estructura depurada y detalles arquitectónicos.
Los cuellos curvados, los abrigos de líneas limpias y los vestidos de cuero estructurado elevaron la simplicidad a una nueva categoría. Los accesorios, como bolsos geométricos y gafas oversized, complementaron la visión de una feminidad refinada. En su propuesta, menos es más, pero siempre con un impacto significativo.
Yohji Yamamoto y la sastrería deconstruida
El concepto de la sastrería cobró un nuevo significado en la colección de Yohji Yamamoto. Su propuesta desafió las normas con chaquetas de hombros caídos, abrigos envolventes y cortes inesperados que rompieron la simetría clásica.
Las texturas ricas y la paleta oscura añadieron profundidad a cada pieza. La moda de Yamamoto no sigue tendencias, sino que construye un lenguaje propio. Cada prenda parecía contar una historia a través de la estructura y la fluidez de los tejidos.
Una jornada que expandió los límites de la moda
La pasarela de París se convirtió en un espacio donde las normas se reescribieron. Issey Miyake hizo de la moda un experimento en movimiento, Nina Ricci elevó el volumen hasta el exceso, Kenzo desafió las normas con actitud, Victoria Beckham refinó la simplicidad, Yohji Yamamoto deconstruyó la sastrería y Givenchy reinterpretó la elegancia con precisión arquitectónica.
En esta quinta jornada, la Semana de la Moda de París volvió a recordarnos que el estilo no es estático, sino una conversación constante entre el pasado y el presente. París sigue marcando el pulso de la moda, un lenguaje en perpetua transformación.