En medio de los rituales y celebraciones del Ramadán, donde la espiritualidad se entrelaza con la cotidianidad, el vestuario puede convertirse en un gesto de respeto, elegancia y expresión personal. Así lo demuestra Rania de Jordania en el Ramadán 2025. Más que seguir un protocolo, transforma cada aparición pública en un manifiesto visual de identidad y sensibilidad cultural. Durante este mes sagrado, sus elecciones estilísticas han sido mucho más que atuendos formales. Han sido una narrativa silenciosa sobre tradición, poder femenino y conexión con sus raíces.
Uno de los momentos más representativos fue su participación en un iftar junto a mujeres militares y miembros de agencias de seguridad en Amán. Allí, Rania de Jordania en el Ramadán 2025 combinó tonos intensos de rojo y azul en un conjunto. La abaya tradicional se vio reinterpretada con bordados y volúmenes que capturaban tanto la fuerza como la delicadeza. La pieza, firmada por Eman AlAhmad, llevó su sello característico. Era un vestido midi con mangas abullonadas y cuello redondo, que en esta ocasión fue transformado con un cinturón artesanal lleno de simbolismo.
Un accesorio con historia bordada a mano
En lugar de la cinta negra original que acompaña el diseño de AlAhmad, la Reina apostó por un cinturón creado por la diseñadora Petra Orfali. Bordado a mano por mujeres de Amán, este accesorio no es solo una pieza decorativa. Es una historia tejida con hilos de empoderamiento. Orfali lidera un proyecto que ofrece empleo y formación a mujeres en contextos patriarcales, dándoles independencia económica y reconectándolas con su capacidad creativa. Al llevar este cinturón, Rania de Jordania en el Ramadán 2025 no solo embellece su atuendo, sino que visibiliza un movimiento de cambio social silencioso pero poderoso.


Este acto de elección consciente se refuerza con el resto del estilismo. Los salones azul eléctrico de Gianvito Rossi y el clutch de mármol de la marca L’Afshar completaron el look con equilibrio y sofisticación. Sin opacar la fuerza del cinturón, Rania vuelve a recordarnos que cada detalle en su imagen pública es una decisión cargada de sentido.
Tradición que se transforma sin perder esencia
Durante el Ramadán de este año, Rania de Jordania ha demostrado cómo la moda puede ser coherente con los valores del momento sin sacrificar estilo o innovación. Desde el caftán amarillo verdoso de Thebe Magugu en Madaba hasta el vestido tribal de Sarah’s Bag en Amán, su capacidad de mezclar elementos culturales, referencias internacionales y artesanía local ha sido ejemplar. Estos conjuntos no compiten por atención, más bien susurran mensajes de pertenencia, respeto y visión global.


Su enfoque estilístico también ha incluido detalles contemporáneos, como el anillo Oura, un accesorio tecnológico que mide métricas de salud. Esta inclusión discreta de bienestar digital resalta su interés por integrar modernidad y cuidado personal en su estilo de vida.
Vestirse como un acto de liderazgo
Rania de Jordania no solo representa a su país en foros internacionales. También lo hace a través de cada tejido que elige, cada bordado que porta, cada marca con la que colabora. Su ropa no es simplemente bella. Es estratégica, consciente y profundamente política. La combinación de abayas bordadas, caftanes vibrantes y complementos locales nos habla de una mujer que entiende el valor simbólico de cada elemento. Ella lo usa para tender puentes entre lo tradicional y lo contemporáneo.


En un mes como el Ramadán, donde el recogimiento espiritual también puede tener una dimensión visual, la Reina reafirma su lugar como referente de estilo global. Demuestra que vestirse puede ser también una forma de cuidar, incluir y narrar. Así, queda claro el impacto de Rania de Jordania en el Ramadán 2025.