Mientras la naturaleza comienza a despertar con la llegada de la nueva estación, también lo hace nuestro deseo de vestirnos con más ligereza, de explorar texturas que acaricien la piel y nos permitan sentirnos libres. En este despertar primaveral, un tejido de apariencia etérea pero de presencia contundente ha decidido ocupar el centro del escenario. El tul en primavera, ese material que durante mucho tiempo habitó únicamente en faldas de bailarina o vestidos de gala, regresa esta temporada con una propuesta renovada y poderosa.
Ya no se trata solo de transparencias delicadas o volúmenes románticos. Esta vez, el tul se reinventa y encuentra nuevas formas de expresión, desde pantalones con caída vaporosa hasta blusas estructuradas que rompen con cualquier idea preconcebida. En los desfiles de primavera-verano, lo hemos visto en todas partes. Y más allá de las pasarelas, comienza a instalarse en el armario de quienes quieren jugar con lo etéreo sin renunciar a la fuerza que da un buen estilismo. Así, se va integrando el tul durante la primavera de múltiples maneras.
Una textura con historia que desafía etiquetas
No es nuevo que los tejidos cuenten historias, pero lo que está ocurriendo con el tul esta primavera es una declaración de principios. Por mucho tiempo relegado a lo exclusivamente femenino o a lo formal, ahora el tul se convierte en una herramienta de expresión que no entiende de géneros ni de ocasiones. Lo hemos visto con fuerza en marcas como Chloé o Esber, que lo transforman en vestidos con capas sutiles, pantalones que flotan o gabardinas que dejan ver lo justo. Cada prenda parece flotar entre la nostalgia y la modernidad, entre el recuerdo de una feminidad clásica y la exploración de nuevas estéticas.


La clave está en cómo se lleva. Lejos de limitarse al tutú o a la falda con vuelo, el tul ahora se mezcla con denim, con cuero, con camisetas gráficas. Se convierte en la capa inesperada de un look urbano o en el detalle que transforma una blusa simple en una pieza protagonista. Porque sí, esta primavera no se trata solo de comodidad, sino también de intención. De elegir lo que llevamos como una forma de habitar el cuerpo con más libertad. Al vestirnos con tul en primavera, elegimos la elegancia renovada.
Color, volumen y versatilidad en cada prenda
Uno de los grandes aciertos del tul esta temporada es la paleta cromática que lo acompaña. Los tonos pastel—lavanda, azul cielo, rosa empolvado—conviven con neutros suaves como el nude o el blanco. Esta selección cromática no solo potencia la ligereza visual del material, sino que también se alinea con ese deseo colectivo de encontrar belleza en lo sutil. Es una forma de rebeldía tranquila, de vestirnos con dulzura en un mundo que muchas veces exige dureza.


El juego de capas y volantes, las siluetas que se alejan del cuerpo sin perder definición, nos invitan a habitar una moda más amable. Vestidos que parecen danzar con el viento, tops con textura que no sacrifican movimiento, pantalones que se deslizan como si fueran parte de un sueño. Así es como el tul en primavera se instala: con presencia, pero sin estridencias.
Tul para la vida cotidiana
Si todavía suena inalcanzable, pensemos en las múltiples formas en que este tejido puede convivir con nuestra rutina. Un top de tul bajo una chaqueta estructurada. Una falda midi con sneakers para caminar la ciudad. Un vestido fluido que nos acompañe desde un brunch hasta una noche de cócteles. Las posibilidades están ahí, esperando ser descubiertas con creatividad y sin reglas estrictas.


Incluso los detalles más sutiles cuentan: una manga que termina en tul, una bufanda con textura translúcida, un cinturón con aplicaciones. Esos guiños son los que transforman un look sin necesidad de una gran inversión. Porque en Buscando en el Armario creemos que el estilo no está en el gasto, sino en la mirada. Y esta primavera, esa mirada se posa sobre el tul como símbolo de una elegancia renovada, ligera y profundamente personal.