En el universo del maquillaje, los correctores de colores son una herramienta poderosa, pero muchas veces subestimada. Si se usan bien, pueden transformar un rostro apagado en uno luminoso, cubrir una ojera persistente o neutralizar una mancha sin necesidad de capas y capas de base. La clave está en entender que no todos los tonos corrigen lo mismo, y que cada color tiene una intención precisa en la piel. Por ello, usar correctores de colores correctamente es fundamental para obtener el mejor resultado.

En esta guía práctica y sensible, reunimos lo que necesitas saber sobre los tonos nude, verde, naranja, violeta, azul y hasta morado. Porque sí, los correctores pueden ser tratamiento, técnica y autocuidado al mismo tiempo. Una manera de reconciliarnos con nuestra piel, no de ocultarla. Pero, sobre todo, es esencial saber cómo utilizar los correctores de colores para obtener resultados óptimos.
Nude: para igualar y terminar de unificar
El corrector nude es el más común, pero también el más mal usado. Su función no es neutralizar el color, sino unificarlo. Por eso siempre debe aplicarse después de haber corregido con el tono adecuado. Es decir, si tienes una ojera violácea, primero necesitas un corrector anaranjado o salmón, y solo después aplicas el nude que se funde con tu tono de piel.

Además, hoy existen fórmulas enriquecidas con ingredientes hidratantes como aloe vera, aceite de lino o girasol. Estas versiones con tratamiento no solo cubren, también previenen que el producto se cuartee con el paso de las horas. Ideal para quienes buscan naturalidad y duración en una sola capa.
Verde: el aliado contra rojeces y granitos
El corrector verde puede parecer intimidante, pero es infalible para neutralizar cualquier tipo de enrojecimiento. Desde granitos activos hasta cicatrices, pasando por rosácea o venitas visibles. Su efecto se basa en la teoría del color: el verde es opuesto al rojo, y por tanto lo neutraliza.
La aplicación correcta es puntual y muy ligera. Se puede usar con brocha, pero el calor de la yema de los dedos también ayuda a fundirlo mejor. Después, se sella con un poco de corrector nude o base, siempre sin arrastrar. Muchas fórmulas actuales también incluyen ácido hialurónico y manteca de karité, para calmar e hidratar al mismo tiempo.
Naranja: para ojeras y manchas azuladas
Este tono vibrante es uno de los más efectivos para ojeras oscuras, sobre todo aquellas con subtono azul o morado. También es útil en pieles medias y oscuras para corregir manchas de hiperpigmentación o venitas marcadas. El naranja da luz, pero también calidez al utilizar correctores de colores.

Aplicado en capas finas y bien difuminado, mejora instantáneamente la uniformidad del rostro. Algunas fórmulas enriquecidas con vitamina C o niacinamida aportan un extra de tratamiento, ayudando a reducir pigmentaciones a largo plazo. El corrector naranja no solo cubre: trabaja.
Violeta: luminosidad para pieles apagadas
Cuando la piel pierde brillo o tiene zonas amarillentas, el violeta entra en juego. Este color corrige matices verdosos y mejora la luminosidad del rostro, en especial en pieles muy claras o fatigadas. También puede aplicarse en zonas puntuales, como alrededor de la boca o la mandíbula.
Marcas como Erborian lo han formulado con activos como la centella asiática, que calma y unifica mientras ilumina. La clave está en difuminar bien, ya sea solo o como primer antes de la base. El violeta es una invitación a recuperar la luz sin necesidad de glitter y es imprescindible en el uso de correctores de colores.
Azul: para contrarrestar manchas naranjas
Aunque no es tan conocido, el corrector azul es perfecto para equilibrar zonas con tonos anaranjados o amarillos. Es especialmente útil en pieles oscuras que presentan manchas o zonas más saturadas. También sirve para matizar bases que queden demasiado cálidas.


Lo ideal es usarlo con moderación, aplicando una fina capa antes del maquillaje habitual. Los correctores azules actuales suelen estar enriquecidos con ingredientes calmantes y texturas hidratantes, para que el acabado no sea seco ni calcáreo. Equilibrar también es un arte cuando se trata de los correctores de colores.
Lo que tu neceser quiere saber
Si tus ojeras tienen un subtono morado o azulado, el mejor corrector es el naranja o salmón. Luego puedes aplicar un tono nude para unificar y fijar el color.
Sí, siempre que cada uno tenga una función específica. Corrige primero con color (verde, naranja, violeta) y luego unifica con nude. Aplica siempre en capas finas y bien difuminadas.
Claro que sí. Muchas marcas incluyen ingredientes como niacinamida, ácido hialurónico, mantecas vegetales o extractos botánicos. El maquillaje también puede ser cuidado si eliges bien la fórmula.
El color también puede sanar
Aprender a usar los correctores de colores es más que una técnica de maquillaje: es una manera de mirar la piel con otros ojos. No para esconderla, sino para acompañarla en sus procesos. Si quieres seguir descubriendo cómo el maquillaje puede ser un acto de expresión y de cuidado, explora más en nuestra sección Belleza, donde cada producto tiene un porqué.